Agosto de 2025 será recordado en China como un mes de extremos meteorológicos sin precedentes. Inundaciones súbitas, tifones devastadores, olas de calor sofocantes y sequías prolongadas convergieron para poner a prueba no solo la resiliencia del país, sino también la estabilidad de las cadenas de suministro globales que dependen de él.
Un patrón de lluvias y desastres localizados
Las precipitaciones extremas golpearon desde el árido noroeste hasta las cuencas del Yangtsé, siguiendo un patrón irregular que la Administración Meteorológica de China describió como “lluvia de acupuntura”: concentraciones de agua intensas en áreas muy reducidas y vulnerables. Este fenómeno, difícil de predecir, desencadenó inundaciones repentinas como las de Gansu, donde en 24 horas cayó el equivalente a medio año de lluvias. El resultado: carreteras bloqueadas, miles de personas incomunicadas y severas pérdidas humanas y materiales.
Tifón Podul: el golpe sobre un suelo ya saturado
Apenas días después de las lluvias récord, el tifón Podul tocó tierra en Fujian tras pasar por Taiwán, con ráfagas de viento, lluvias torrenciales y evacuaciones masivas. La gran amenaza no fue solo la tormenta en sí, sino su efecto acumulativo sobre un terreno ya saturado, multiplicando el riesgo de deslizamientos e inundaciones. Hong Kong llegó a emitir su quinta alerta de lluvia negra en dos semanas, paralizando actividades y transporte.
El contraste extremo: olas de calor y sequías simultáneas
Mientras algunas provincias lidiaban con el exceso de agua, otras sufrían temperaturas por encima de los 40 °C y un déficit hídrico crítico. Esta coexistencia de sequía e inundación —dos extremos opuestos— tensiona la seguridad alimentaria, compromete la generación eléctrica y obliga a repensar la gestión nacional de recursos hídricos.
Impacto directo en la logística y el comercio
- Puertos bajo presión: El tifón y las lluvias afectaron operaciones en Fujian, Guangdong y puertos clave como Shanghái, Ningbo y Shenzhen, agravando congestiones típicas de temporada alta.
- Transporte interrumpido: Aeropuertos regionales cancelaron vuelos estratégicos para la exportación, y las carreteras y vías férreas sufrieron cierres prolongados.
- Manufactura ralentizada: Los centros industriales reportaron retrasos en producción y despachos, con pérdidas millonarias y riesgo creciente de incumplimiento en contratos internacionales.
- Agricultura en riesgo: La pérdida de cultivos clave eleva la dependencia de importaciones y altera flujos comerciales globales.
Repercusiones estratégicas en las cadenas de suministro
El clima extremo en China no es solo un reto operativo puntual: está acelerando el rediseño de cadenas globales. Empresas internacionales, ya afectadas por la tensión comercial entre China y EE. UU., ven en estos eventos un motivo más para diversificar proveedores, buscar rutas logísticas alternativas y reubicar parte de la producción fuera del país.