Durante las últimas semanas, el puerto de Buenaventura —la principal puerta marítima de Colombia hacia el Pacífico— ha enfrentado uno de los mayores desafíos logísticos de los últimos años. Retrasos en la descarga, filas interminables de camiones y patios de contenedores al borde de su capacidad son hoy el reflejo de una crisis que golpea directamente al comercio exterior del país.
Aunque los actores del sector portuario están acostumbrados a operar bajo presión, esta vez el panorama es distinto: las demoras actuales superan los cinco a ocho días en promedio para liberar o recibir unidades, y el margen de maniobra de las empresas logísticas es cada vez más estrecho.
Una tormenta logística anunciada
De acuerdo con reportes recientes, la alta ocupación de patios, la limitación de turnos de inspección y la saturación de citas para retiro o devolución de contenedores han creado un cuello de botella que paraliza la rotación de equipos.
A esto se suman procesos aduaneros que vencen antes de poder completarse —como los DTA y OTM—, dejando a muchas compañías ante la disyuntiva de pagar sobrecostos o nacionalizar mercancías antes de tiempo.
La situación no solo afecta a las empresas del sector logístico: repercute directamente en los importadores, exportadores y productores nacionales, que ven comprometidos sus cronogramas de entrega y, en muchos casos, sus compromisos contractuales internacionales.
Más allá de un puerto congestionado
Lo que ocurre en Buenaventura no es un hecho aislado.
En los últimos meses, gremios como Colfecar y FITAC han advertido que la infraestructura portuaria del país está al límite de su capacidad operativa. La falta de espacio para almacenar contenedores vacíos, los retrasos en las inspecciones y los bloqueos intermitentes en las vías de acceso han puesto al sistema logístico colombiano en una situación crítica.
Según fuentes del sector, los patios de acopio operan a más del 100 % de su capacidad, y los costos asociados al almacenamiento y transporte se han disparado. En paralelo, los gremios han solicitado al Gobierno medidas urgentes, como la suspensión temporal de los plazos de vencimiento de documentos aduaneros mientras se estabiliza el flujo portuario.
Efectos visibles: costos, tiempos y confianza
Los impactos de esta congestión se perciben en tres frentes principales:
- Retrasos logísticos generalizados. Los buques esperan más tiempo para atracar, los contenedores se acumulan y los camiones enfrentan largas demoras para ingresar o salir del puerto.
- Sobrecostos operativos. Cada día adicional de retención implica gastos por almacenaje, penalizaciones y demoras contractuales.
- Pérdida de confianza internacional. Los constantes cuellos de botella pueden afectar la reputación de Colombia como destino confiable para el comercio global.
La respuesta del sector privado
Frente a este panorama, EC Group, junto con otras empresas logísticas del país, ha reforzado sus sistemas de monitoreo y coordinación con los distintos actores del proceso portuario.
Desde la compañía se recomienda a los clientes planificar márgenes de tiempo adicionales, revisar la vigencia de sus documentos aduaneros y mantener una comunicación constante con sus agentes y transportadores.
En palabras del equipo logístico de EC Group:
“Nuestro enfoque está en acompañar a los clientes con soluciones preventivas y una gestión proactiva. Sabemos que las demoras afectan la cadena completa, por eso trabajamos día a día para anticiparnos a los cambios y minimizar el impacto.”
¿Y qué sigue para Buenaventura?
El Gobierno Nacional ha reconocido la gravedad de la situación y anunció planes para mejorar la infraestructura portuaria y descongestionar los patios. Sin embargo, las soluciones estructurales —como nuevas zonas logísticas, modernización de vías y ampliación de patios— requieren tiempo, inversión y coordinación interinstitucional.
Mientras tanto, la estrategia más efectiva sigue siendo la anticipación.
Las empresas que logren adaptarse con agilidad, planificar con márgenes realistas y mantener la trazabilidad de su carga estarán mejor preparadas para afrontar un escenario que, aunque crítico, también abre oportunidades para replantear el modelo logístico nacional.
La congestión en Buenaventura es mucho más que un incidente operativo: es una señal de alerta sobre la urgencia de modernizar la cadena logística del país.
Colombia depende de este puerto para mover casi el 40 % de su comercio exterior, y su saturación deja en evidencia que el crecimiento económico requiere un soporte logístico más robusto y resiliente.
Desde EC Group continuamos acompañando a nuestros clientes en este entorno desafiante, comprometidos con mantener el flujo de sus operaciones y aportar a una logística más eficiente, conectada y sostenible para el país.